¡Marseilles! Vienen los reyes magos... Les habréis pedido algo, ¿verdad? Bueno, creo que se les hará más facil dejar regalos si les conocemos un poco. Aquí os dejamos información.
MELCHOR
Anciano de blancos cabellos y barba
larga, cuyo regalo fue oro. Como sabes, el oro
representa su naturaleza real; más concretamente, la naturaleza real del
bebé. En cuanto al nombre, Melki-or, "rey de
la luz", hay quien supone que se lo dio la tradición en su
calidad de representante de los pueblos del Mediodía,
egipcios y etíopes, hijos de Kam.
GASPAR
Joven y rubio. Regala al niño incienso, que representa la gloria, la
alabanza, el poder. Viene a representar la naturaleza divina de Jesús. Cuenta la tradición que unió
su suerte durante el resto de su vida a la de Melchor y
Baltasar y que les sobrevivió a ambos, alcanzando la edad de
109 años. Otras tradiciones sostienen que los tres sufrieron
el martirio.
BALTASAR
De raza negra, tiende a ser uno de los Reyes Magos más aclamados por los pequeños. Regaló al pequeño mirra, que representa la naturaleza humana, nuestros dolores y pecados. Baltasar (del hebreo Belsha'tstsar,
que significa el dios Bel protegerá al rey) representaba a
los descendientes de Sem (semitas). La riquísima iconografía sobre la
Adoración de los Magos o Epifanía empieza en las
catacumbas, con trece representaciones, y continuará en el
románico, llegando a convertirse en el tema más frecuente a
lo largo del gótico, el renacimiento y el barroco.
ORIGEN
Fue en el Evangelio de San Mateo (2:1-12), donde se nombró por vez primera a los Reyes Magos, los cuales llegaron de Oriente a Jerusalén siguiendo una estrella, que le entregaron al niño Jesús oro, incienso y mirra (“Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos diciendo: ¿Dónde está
el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en
el oriente y venimos a adorarle. Oyendo esto, el rey Herodes se turbó, y
toda Jerusalén con él. Y convocados todos los principales sacerdotes, y
los escribas del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Cristo.
[…] Entonces Herodes, llamando en secreto a los magos, indagó de ellos
diligentemente el tiempo de la aparición de la estrella; y enviándolos a
Belén […] Ellos, habiendo oído al rey, se fueron; […] Y al entrar en la
casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose lo adoraron; y
abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra.
Pero siendo avisados por revelación en sueños que no volviesen a
Herodes, regresaron a su tierra por otro camino.”).
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